Hemos crecido pensando que valemos lo que producimos, esa se ha vuelto una verdad que todas, todos y todes llevamos dentro y que pocas veces hacemos consciente.
Tal vez eso influye en que pasemos la mayor parte de nuestros días trabajando, incluso cuando podríamos tomarnos un descanso. Lo vemos en películas, series, anuncios y hasta en nuestras propias familias. Sentimos culpa al descansar, sentimos que no hemos logrado lo suficiente al compararnos con alguien más; sentimos que la vida se nos va y que no podemos alcanzar esas metas que alguien nos dijo que deben alcanzarse a cierta edad.
La constante sensación de no lograr algo o de no ser suficientes, laboralmente hablando, es una presión que poco a poco merma nuestro bienestar. Lamentablemente la mayoría de nosotros pensamos que hay algo mal con nuestro desempeño, que debemos esforzarnos más y quejarnos menos; que debemos mentalizarnos y no detenernos hasta lograr lo que tenemos que hacer. Precisamente porque perseguimos estándares de éxito que no necesariamente son los que realmente deseamos, esta carrera se vuelve agotadora.
De acuerdo a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE11), el síndrome de burnout o de desgaste profesional es un fenómeno que se crea en el contexto laboral y es el resultado de estar expuestos a un estrés crónico que no ha sido correctamente manejado. Está constituido por una serie de síntomas específicos que nos hacen la vida muy complicada. Hay tres elementos que caracterizan este sufrimiento:
- Sensación de estar exhausto, sin energía.
- Estar mentalmente alejados o sentirnos enojados con nuestro trabajo; tener un comportamiento cínico ante el mismo.
- Tener una sensación de ser poco eficiente o de falta de logro.
Debemos ser cuidadosos y comprender que este fenómeno se crea, la mayoría de las veces, por las enormes exigencias de los lugares en los que trabajamos. Es esperado que alguien se sienta así cuando está saturado de trabajo día a día sin tiempo para relajarse, sin embargo, no debería ser lo normal. El síndrome del burnout habla de una situación laboral (mundial) que no apoya el disfrute del tiempo libre y que pareciera estar siempre “hambrienta” de más logros y exigencias.
Seamos cuidadosos en no creer que experimentar burnout habla de que hay algo malo en nosotros. Nuestro cuerpo y mente están haciendo lo mejor que pueden pero a veces simplemente es demasiado.
¿Qué podemos hacer?
Definitivamente no se trata de lograr estar bien para aguantar más presión laboral, no se trata de crear resistencia para seguir en el mismo lugar, se trata de desarrollar formas de manejar nuestro estrés no sólo a nivel físico sino también a nivel emocional y mental, incluyendo el plantearnos si ese trabajo está siendo sano o no y buscar nuevas opciones.
- Hacer ejercicio, aprender a meditar, practicar yoga, son algunas de las recomendaciones más escuchadas para aprender a manejar el estrés y es que estas actividades nos ayudan, por un lado, a dejar de pensar todo el tiempo en lo que nos agobia y por otro, a que nuestro sistema nervioso se relaje, lo cual es muy importante para sentiros realmente mejor.
- Estructura tu agenda, dándote tiempos para trabajar, comer y disfrutar de tiempo libre suele ser una buen apoyo. No importa si tu tiempo libre es de 15 minutos, asegúrate de darte ese espacio, si no lo haces tu, nadie lo hará.
- Plantéate metas personales, tratando de no comparar tu experiencia con la de nadie más. Observa si es posible partir esas grandes metas en unas más pequeñas y celebrar los logros que vas teniendo.
- Si has intentado todo lo anterior y nada parece ayudarte, considera buscar ayuda profesional con un terapeuta. No tenemos que ser superhéroes y poder con todo, se vale reconocer cuándo es necesario pedir apoyo y trabajar con una perspectiva distinta.
Lee más acerca del estrés y de recomendaciones para manejarlo en estos artículos de Kavana Yoga:
La calma después de la tormenta
Mindfulness y manejo de estrés
Foto: Unsplash.com
Comentarios recientes